viernes, 2 de diciembre de 2011

Surcos

Hubo un tiempo en el que los surcos de un disco (vinilo) ponían la banda sonora a las historias de aquellos que lo escuchaba; Sentían y te hacían sentir. Era cuando regalabas un Long Play (“LP”… ¡joder! Si hasta el nombre suena a antiguo) bien envuelto con un lazo cruzándolo y con una dedicatoria escrita a mano en la portada y… era un pedazo de regalo, algo especial entre el regalador y el regalado. Un detalle que unía. Y no es que me parezca bien o mal que la gente se descargue cosas por la red (Que de un paso adelante quien esté libre de culpa) pero no es lo mismo pasar un CD ó DVD “fabricao” en casa que ofrecer un trocito de objeto personalizado.


Que sí, que un cd se puede personalizar, colorear y hasta ponerle piscina con trampolín pero… no es lo mismo. Como no lo es regalar un libro o dar unas fotocopias grapadas con la misma historia. ¿Por qué? Pues porque no tiene surcos… no tiene ¿alma?. Nada, no sienten.

Y me debo estar haciendo viejo porque hace poco, en una tienda de música de las Ramblas vi en un cajón de “Ocasión” una obra de arte tremenda a precio de saldo: “2” euros. Era el Disco “London Calling”, The Clash 1979. Sus surcos habían dejado de sentir… pero a mí me dio pena, señal de que aun tengo surcos y ya se sabe que quien tiene surcos pues ya tiene algo.

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