Ella
es como un puñado de agua, nunca puedes asirla, es como estar con la mujer
invisible, como intentar cerrar bien un grifo viejo, de hecho, te puede acabar tomando por un fontanero.
Te
enseña a amar con indiferencia, una especie de master class de vida “asentimental”.
Al final ni siquiera la odias ni la echas de menos, pero si acabas por creer
que es incapaz de hacerte daño, la estás cagando…
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