La Cuarta Pared
La comunicación que se establece entre lo que uno dice y lo que los demás entienden queda en ocasiones frenada por el impacto de la interpretación que cada uno hace de las palabras, de las ideas, de los textos... Si traspasamos la cuarta pared el diálogo será más fluído. Que todo fluya pues...
martes, 1 de octubre de 2024
La Sanación Del Mar
Cuando despegas sobre una ola, oscilando sobre un trozo de tabla, eres al mismo tiempo pez y ave. En cada momento de dicha y de temor, se nos educa en los complejos comportamientos del mar. Es una lección constante de conciencia plena.
La conciencia plena se suele describir como un proceso de introspección para detener, reflexionar y limpiar la mente aprendiendo una disciplina de meditación o concentración zen. En el ajetreo de la vida actual donde el futuro es siempre ya, los momentos de calma pueden ayudarnos a recuperar el sentido del ser y el autocontrol, o a centrarnos. La conciencia plena se ha usado también ampliamente para combatir la ansiedad y la depresión. Verás, el surf, actúa de modo algo distinto a como lo hace la conciencia plena, ya que dicho deporte no nos conduce simplemente a nuestro interior para buscar un centro de paz, sino que más bien nos orienta en el entorno para buscar espacio. Nos vemos inmersos en agua y en la zona saturada de sal justo por encima de la piel del mar. A nuestro alrededor, los charranes y demás aves, se sumergen y los peces saltan. Estamos activos, alerta y absortos en el equilibrio. La conciencia plena en el surf es, por tanto, paradójicamente, un movimiento fuera de la mente hacia el mundo, que avanza a contrapelo del pensamiento dirigido hacia dentro, y una reflexión hacia una aguda percepción de lo que el entorno exige de nosotros, allí donde los vientos, las corrientes, la forma de las playas, los tipos de olas y las mareas lunares se encuentran. No es el equilibrio, es todo lo que te esfuerzas para lograrlo.
miércoles, 6 de marzo de 2024
Pasado
Todos tenemos un pasado, pero ese tiempo secreto, que se diluye con el curso de los años, estrechándose, no siempre explica lo que somos en el presente. La vida consiste en esto: dejar de ser aquellos que fuimos para convertirnos en otros, distintos: los que somos ahora mismo y dejaremos de ser mañana.
No, no estamos locos, somos humanos y queremos amar, alguien debe perdonarnos por los caminos que seguimos para amar, que son muchos y muchos oscuros, y nosotros somos ardientes y a veces crueles en nuestro viaje y hasta asesinamos todo lo que se interpone en nuestro camino, ya sea roca, animal, alma o fuego. Los grandes amantes lo son porque fracasan y así todo pasado vuelve a empezar.
viernes, 29 de septiembre de 2023
Las Redes
El silencio y la privacidad se han convertido en lujos de excéntricos. No hace falta largarse a una isla privada, de hecho casi nadie en la Tierra puede hacerlo y si puede, bueno…. A costa de cómo estará conciencia. Lo que yo me refiero tiene más que ver con lo que hacían los místicos, un especie de encierro en la cárcel interior. Puedes estar rodeado de gente y ruido pero solo y tranquilo. Soportar la marea del mundo es una cuestión de voluntad, de resistencia personal. Las redes me parecen un mecanismo de venta sin sentido valioso. Sé que el mundo va por ahí y que la cosa se ha hecho ya indomable, pero la mayor parte del tiempo, incluso cuando también uso las redes, lo que realmente quiero es que me dejen tranquilo.
Vele decir que también he dado con personas increíbles todos estos años, referencias, apoyos, incluso amistades sinceras no solo virtuales. No creo en las musas. La puta pandemia aparte de cambiarnos la vida en muchos conceptos, fue un enorme puñado de obras mediocres, pesados tocando el ukelele en el balcón, lugares comunes. Puede que porque ya venía de estar cerca de personas que estaban enfermas de antes y con otra enfermedad que no estaba de moda, pero cuando oigo eso de “lo escribí en pandemia”, “me encontré a mí mismo”, pienso: “Joder, haberte buscado antes”. Para ello hace falta silencio, privacidad y menos redes.
viernes, 17 de febrero de 2023
Los 400 Golpes
De joven formé un grupo de Punk. Bueno ,no lo formé yo sólo, éramos tres y nos fuimos dando forma, todo lo que se puede hacer con diecisiete años y millones de pájaros con sus excrementos por la cabeza. Nos conocimos en lo que antes era C.O.U. Suena antiguo pero era algo que había antes en los institutos y que te preparaba para poco más que nada. Vaya trío de pseudo-post-punks éramos, “Los 400 Golpes” . Uno era de cristal y se rompía con nada, herencia paterna que le quedó . El otro era de madera y no se rompía más que con un huracán o un terremoto, no sé de dónde sacó la herencia pero era uno de los tipos más duros del barrio, podías salir a cualquier hora que, en el barrio, conocía a todo el mundo de ambos lados de ley . El tercero era yo y que estaba hecho de caña, de manera que podía doblarme pero no me rompía. Me inclinaba hacia un lado y hacia otro, tocaba el barro y vuelta a salir, me hundía y me doblaba pero no me rompía. Era cojonudo ser una caña, siempre que no tuvieses memoria, pero yo la tenía así que tuve que cambiar de proyecto. Sé que la música no se perdió nada con nuestra ausencia pero era divertido y de esa experiencia aprendí varias cosas, la más importante es que no te puedes pasar toda la puta vida tratando de remendar las cosas, que a veces es mejor que se rompan algunas y que otras se olviden. Y que 400 golpes son demasiados para solo 3 chavales de instituto y hay que tratar de protegerlos para que no se rompan antes de tiempo.
Ñ0
viernes, 27 de enero de 2023
Poble Sec
Vengo de una generación de la que casi nadie se quedó allí donde estaba, quizás por eso podría decir que empatizo con los sureños norteamericanos, a pesar de que su contexto es distinto. Sí, entiendo mucho esa diáspora que se va de su lugar de origen pero que nunca consigue quitárselo de encima, porque esa ha sido precisamente la circunstancia de la generación de los sesenta y setenta. Nos fuimos del barrio, pero nunca conseguimos arrancárnoslo de dentro.
Creo que las cosas son de un sitio, no de diez. Mi origen continúa vivo, existe y constituye el ayer, porque nunca ha cicatrizado. De hecho, creo que la incapacidad de cicatrizar es una característica distintiva de los que pretendemos hacer de narradores. Mi ayer es el barrio del Poble Sec junto al puerto de Barcelona protegido por la montaña de Montjuic y mis magulladuras de infancia. Esto es lo que da relevancia a mi bagaje: Yo estuve allí ayer. No necesito hacer un gran viaje para tener cientos de vivencias.
Tampoco es que sea algo excepcional ni tampoco tendría por qué estar relacionado con ser de una clase obrera, o un movimiento cultural, una moda o cosas así. No creo que sea difícil de entender, en el fondo todo el mundo es raro, ¿no? Siendo objetivos, el barrio o el pueblo que no tiene una fábrica abandonada llena de okupas, tiene un psiquiátrico, o tiene un vertedero, o una central nuclear… Creo que es fácil empatizar con la rareza que se respira desde nuestra adolescencia y que se multiplica en nuestra juventud, ya que es una rareza universal y muy periférica. Siempre he querido saber explicar qué significa estar en los márgenes de algo, pero mirando hacia adentro. A veces no ves nada pero otras tantas en cambio…
domingo, 18 de diciembre de 2022
Humor
Personalmente, que debería ser la manera más honesta de presentar un criterio, considero que el humor es la única muestra no pretenciosa de ingenio. La segunda clave del humor es la desdramatización, que provoca que se cancele y anule el victimismo y el melodrama barato. Incluso si la historia por sí misma tenía tintes trágicos, o provenía de un pesar personal, la tragicomedia o la inclusión del humor la humaniza, le quita afectación y la transforma en algo mucho más compartible. Mis autores favoritos tanto en literatura, teatro o cine son aquellos que consiguen que la lista de la compra sea divertida, cualquier cosa tendría que ser así, burbujeante, a la vez que susceptible de hacerte pensar y de enseñarte o mejor aún, de ayudarte a descubrir algo, sin dramas.
viernes, 9 de diciembre de 2022
Enemigos
Ya desde muy enano había sentido la certeza de que siempre existía un opuesto, un enemigo, contra el que enfrentarse o en quien reflejarse, esto, de alguna manera, ha marcado mi comportamiento y destino y relaciones sociales y la forma en que crecí, y por consiguiente también mi manera de actuar en el trabajo, con los vecinos, o con mi escasa y desconocida obra literaria. La mayoría de mis creaciones, también la mayoría de mis acciones en general, han estado sujetas a la contraposición con un antípoda. Mi blanco existe porque siempre he creído que al otro lado estaba el negro, y viceversa. Soy lo que soy porque no soy eso. Hago esto porque no es aquello: lo contrario de mi esencia.
Todo esto puede sonar a una confesión de estupidez en primera persona, una especie de coartada sobre la utilidad del rencor y la venganza (la tirria indeleble como fiable motor vital y artístico), y un lamento persistente por todo lo enunciado. Si es importante conocer bien a tus amigos, ¿cómo no iba a serlo con los enemigos? Porque en serio, de haberlos “haylos”: Enemigos equivocados, los enemigos usables, los enemigos naturales, los enemigos invisibles (enemigos con piel de amigo), los enemigos instantáneos y más. Claro que es sano pasar de ellos pero hay que ser conscientes de que están y que ellos sepan que les tenemos controlados, sin perder el tiempo, pero sí invirtiéndolo en borrarles del mapa personal. Sonríe: Es Navidad!!
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