El otro día pensaba cómo sería un libro hecho sólo con letras de canciones y me dieron la una, y las dos, y casi las tres de la madrugada, sin poder luego coger el hilo del sueño pensando en ellas. Es lo que tiene abrir la caja de Pandora de la memoria. Y es que no siempre una misma canción te suena dos veces igual al cabo de los años. Ya dijo Heráclito que no nos bañamos dos veces en el mismo río, como tampoco leemos dos veces el mismo libro, porque nunca somos los mismos y nada tiene que ver una lectura o una audición a los 18 que a los 44 años pero bueno, dentro de algunos años tal vez lo veremos todo de otra manera. O con lentes progresivos.
Hay un tema de Springsteen de 1987 “Brilliant Disguise” en el que canta: “Sí, es muy difícil estar seguro de algo cuando todo parece ser un disfraz brillante” bueno, él lo dice en inglés y rima mejor, pero no me negaréis que puede ser un buen inicio para una novela. ¿Qué quiero decir exactamente? Nada. Precisamente se trata de no decir nada exactamente. Ahí está la gracia. Las piezas redondas rebotan y ser redondo y rebotar es como ser una pelota de basket, y nadie quiere ser una pelota de basket, es mucho mejor ser una percha de abrigo que una pelota de basket. Una pelota no puede agarrar nada ni tiene con qué agarrarse. ¿Habéis tratado de envolver una pelota para regalo? Es algo tan tonto como hacer un libro solo con textos de canciones, las acabas matando.
La comunicación que se establece entre lo que uno dice y lo que los demás entienden queda en ocasiones frenada por el impacto de la interpretación que cada uno hace de las palabras, de las ideas, de los textos... Si traspasamos la cuarta pared el diálogo será más fluído. Que todo fluya pues...
viernes, 30 de noviembre de 2018
viernes, 23 de noviembre de 2018
GH... ¿VIP?
Imaginemos un concurso de televisión, o mejor dicho, un juego con premio para el triunfador y de reglas mutantes… En él existe un tipo a quien lo normal le hace el daño que a otra gente le causa sólo lo extraordinario. Cuenta que tras miles de desengaños se auto impuso una serie de normas como el no besar jamás a una mujer sin un corte en una ceja, sin una marca en un costado, sin un corte de pelo estrambótico, sin una pena en forma de mirada, sin un rasgo de locura. Desde afuera, podríamos decir que este pobre individuo había sustituido en su vida el amor por el interés y que la belleza para él era algo reducido a una cuestión de fracturas. Como el agua de lluvia, resbala indolente por la fachada perfecta de los edificios en busca de las grietas. Como el agua de la lluvia, desprecia las superficies pulidas y sólo encuentra refugio en las heridas… y es que da igual si en un concurso, la cola del pescadería o un Comité de Empresa: Existe gente así, parecen regocijarse ante su desgracia en busca de una misericordia que no merecen pues no existe peor mal que pretender trasmitir pena y tratar de negociar con ella. En el juego no todo vale, en el amor tampoco.
viernes, 16 de noviembre de 2018
Elegancia
En escritura, como en otros ámbitos, es muy común confundir elegancia con ajustarse al canon, como si por el hecho de seguir unas normas pautadas se alcanzara de por sí armonía estética. Nada más lejos de la realidad. La elegancia se alcanza sólo en tanto, conociendo las reglas básicas de la armonía, de la estética, de la narrativa, se consigue al retorcerlashasta crear algo que se amolde a la perfección al cuerpo por vestir; no hay dos cuerpos iguales sean de novelas, personas o películas. ¿Quién cree que tiene sentido, para armonizar, el vestir la misma ropa todo el mundo? Nadie, salvo la “industria” cultural. Existen géneros como existen patrones: para ajustar las necesidades con las posibilidades. Eso no significa que elegancia sea sinónimo de esperpento. Quien quiebra las reglas por romperlas, sin intencióndetrás más allá de hacer lo que le venga en gana, sólo consigue hacer reinar el caos en el frágil mundo de la armonía; la elegancia suele tener un toque de extravagancia, pero incluso para la extravagancia hay que conocer las reglas básicas del juego. Parecido, no lo mismo. ¿Qué es la elegancia? La cortesía del buen escritor. Yo posiblemente nunca seré un tipo elegante, pero por lo menos seré honesto.
viernes, 9 de noviembre de 2018
Amanecer
Entonces me desperté, en ese instante del día en el que el sol se va vistiendo de tonos rojos y el cielo con sus nubes se mueven como a cámara lenta. Recuerdo ese instante como quien observa una antigua filmación casera, te ves pero no te reconoces, y así durante unos segundos yo no supe quién era… Estaba muy lejos de casa, tratando de aislarme de todo aquello que me habría llevado a estar allí, un hostal de costa muy modesto del que jamás había oído hablar, oyendo el silbido del viento que me llegaba de fuera, el crujido de la vieja madera del edificio y las voces del pasillo. Miré hacia el alto techo de vigas agrietadas y por un breve espacio de tiempo me sentí alguien extraño... No sentí miedo. Sencillamente era otro, un desconocido, y mi vida entera era una vida en blanco, la vida de alguien sin su texto aún escrito… Estaba camino de encontrar mi Gran Ola, entre el Norte de mi madurez y el Sur de mi futuro, y tal vez por eso me sucedió precisamente allí, en aquel lento atardecer rojo...
viernes, 2 de noviembre de 2018
Victimismo
Hay gente que te viene con sus problemas, te los suelta sobre la mesa como quien te deja un postre y espera a que se los soluciones mientras les sirves un café. Si lo haces, desaparecen hasta que vuelven a tener otro y si tú los tienes te los comes, sin café, y te jodes. Así suele funcionar. Yo nunca he sido de irle llorando a la gente con mis problemas porque entiendo que cada uno tiene bastante con lo suyo y que además a nadie (casi) le importa realmente lo que le pase a otro que no es él. La gente hace como que le importa mucho lo de los otros pero no me creo que sea verdad, ni aquí, ni en ningún otro sitio. Eso de la confesión me parece una especie de frontón en el que los beatos pretenden limpiar su conciencia, tal vez sería mejor no haberla ensuciado. Tampoco creo que les importe una mierda a los curas, de hecho, si es que existe me parece un alarde que Dios nos conozca a todos por el nombre, se pasaría el puto año pasando lista. Claro que tal vez en esa ocupación vaya descuidando otras labores, eso explicaría bastantes cosas… Supongo que existir es un trajín de mil pares de pelotas sobre todo si olvidamos que a quienes de verdad importamos no es necesario pedirles ayuda, están incondicionalmente, es algo que va implícito en el término AMISTAD, todo lo demás son sucedáneos. Rechaza imitaciones.
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