Estaba decidido a probar hasta que le saliese bien, Sabía que no todo es cuestión de suerte sino de esfuerzo, de perseverancia y ... vale, algo de suerte también. Así que cogió todas las plumas de ganso de los almohadones de casa, hizo dos fundas de seda, una amiga que creía en él le ayudó a coserlas, medía más de un metro cada una de ellas. Se colocó en lo alto del barranco y se lanzó al aire agitando los brazos hasta caer de forma contundente y dolorosa sobre el mar. Lleno de contusiones, con una clavícula rota y una sonrisa burlona sacó la cabeza del agua y gritó a su amiga: Pesaban demasiado, la próxima vez volaré sin alas.
Y eso hizo.
La comunicación que se establece entre lo que uno dice y lo que los demás entienden queda en ocasiones frenada por el impacto de la interpretación que cada uno hace de las palabras, de las ideas, de los textos... Si traspasamos la cuarta pared el diálogo será más fluído. Que todo fluya pues...
domingo, 26 de abril de 2015
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