Lo dice la persona que representa la butaca K de la Real Academia, es una escritora excelente que se llama Ana María Matute y que rinde constante tributo al relato corto y al largo, a contar cosas: "La única verdad es todo lo que me he inventado en la vida, el que no inventa no vive”. Y mira, yo me la creo.
Todo lo que decimos ya se ha dicho antes. Cuando saludamos con un “buenos días” alguien lo ha dicho ya millones de millones de veces, pero ese saludo tan breve, si es sincero, se nos antoja original. Como hecho para la persona a la que va dirigido. Juntamos frases, buscamos ideas, fabricamos mundos paralelos y de alguna manera, en alguna parte, alguien ya hizo todo eso. Tal vez inventar sea la forma de disuadir esa realidad que nos viene de serie y que teniendo que ser será. O quizás simplemente sea otra manera de ver la misma realidad. A fin de cuentas existen dos tipos de mentes: Las que están dispuestas a inventar historias y las que están dispuestas a creerlas. Así de simple. Así de ya inventado: Y que el lago parezca mar, que el viento sirva de abrigo, todo se vuelve a inventar al compartirlo contigo. Oh, yeaaaah... Ya está todo dicho.
La comunicación que se establece entre lo que uno dice y lo que los demás entienden queda en ocasiones frenada por el impacto de la interpretación que cada uno hace de las palabras, de las ideas, de los textos... Si traspasamos la cuarta pared el diálogo será más fluído. Que todo fluya pues...
jueves, 28 de abril de 2011
martes, 19 de abril de 2011
La Caja de Música
La vida puede
ser justo lo mismo y a la vez completamente todo lo contrario a una de esas
cajas de música con bailarina que se usan para guardar cosas y que dan un poco
de miedo, la verdad. En estas cajas, si
la bailarina deja de bailar la música también se para. En la
vida, normalmente, si caes y paras de bailar la música sigue impasible a su
ritmo, eso si, en ambos casos alzas los brazos para bailar, pero muchas veces
terminas bailando solo y todo lo que de valor tenías guardado dentro de ti
desaparece, haga lo que haga la música.
jueves, 14 de abril de 2011
La Séptima Ola
Sentado en el pequeño acantilado que delimita la playa grande de Sa Riera con la mini cala del Recó, en un día despejado, se ve sin dificultad la Bahía de Rosas y la silueta de Port Bou. Se contemplan diversas tonalidades de arena y las blancas lenguas de sal espumosas. Mi mirada se adentra en el mar hasta la línea horizontal que divide el azul claro del oscuro, el cielo del agua. Si no sabes lo bonito que es esto tienes que venir a conocerlo sin falta. Este sitio es ideal para tomar tu dimensión real en el mundo. Sabes a qué escala estás hecho. Y es una hermosa manera de esperar de forma activa pero en silencio la séptima ola. Sí, aquí se vive de cerca la historia de la indómita séptima ola. Las primeras seis son previsibles y equilibradas. Se condicionan unas a otras, se basan unas en otras, no deparan sorpresas. Mantienen la continuidad. Seis intentos, por más diferentes que parezcan vistos de lejos, seis intentos... y siempre el mismo destino.
Entonces llega la séptima ola. Ella es imprevisible. Durante mucho tiempo pasa inadvertida, participa en el monótono proceso, se adapta a sus predecesoras. Pero a veces estalla. Siempre ella, siempre la séptima. Porque es despreocupada, inocente, rebelde, barre con todo, lo cambia todo. Para ella no existe el antes, sólo el ahora. Y después todo es distinto. ¿Mejor o peor? Eso sólo pueden decirlo quienes fueron arrastrados por ella, quienes tuvieron el coraje de enfrentarla, de dejarse cautivar. De descender el camino de piedras escarpadas del acantilado y adentrarse desde la orilla hasta el mar…
Entonces llega la séptima ola. Ella es imprevisible. Durante mucho tiempo pasa inadvertida, participa en el monótono proceso, se adapta a sus predecesoras. Pero a veces estalla. Siempre ella, siempre la séptima. Porque es despreocupada, inocente, rebelde, barre con todo, lo cambia todo. Para ella no existe el antes, sólo el ahora. Y después todo es distinto. ¿Mejor o peor? Eso sólo pueden decirlo quienes fueron arrastrados por ella, quienes tuvieron el coraje de enfrentarla, de dejarse cautivar. De descender el camino de piedras escarpadas del acantilado y adentrarse desde la orilla hasta el mar…
viernes, 8 de abril de 2011
Estrella Fugaz
Cuando el cielo se despeja, por la noche se pone su traje azul oscuro lleno de lentejuelas. Te quedas alelado mirándole como buscando respuestas o buscando preguntas o… simplemente alelado capturado por su inmensidad solo comparable a… a nada. De repente te parece ver algo que se mueve con rapidez e inusitado brillo y te enganchas a la estela de una estrella fugaz.
No sé, yo creo que en el fondo esas estrellas fugaces no son tales, que son en realidad unos momentos que duran a penas un suspiro pero que pueden llenarte de ilusión una eternidad. Me gustaría convertirme en estrella fugaz de alguien, ser capaz de generar esa cantidad enorme de luz y de ganas en forma de deseo contenido. Cuando se nos acaba el verbo, la acción y la idea solo nos queda la ilusión de que todo pase rápido y se solucione. Nace entonces otra estrella fugaz, hecha de silencio y de sueños. Pura magia en ebullición. ¿Mirarás al cielo esta noche? Venga, yo invito...
No sé, yo creo que en el fondo esas estrellas fugaces no son tales, que son en realidad unos momentos que duran a penas un suspiro pero que pueden llenarte de ilusión una eternidad. Me gustaría convertirme en estrella fugaz de alguien, ser capaz de generar esa cantidad enorme de luz y de ganas en forma de deseo contenido. Cuando se nos acaba el verbo, la acción y la idea solo nos queda la ilusión de que todo pase rápido y se solucione. Nace entonces otra estrella fugaz, hecha de silencio y de sueños. Pura magia en ebullición. ¿Mirarás al cielo esta noche? Venga, yo invito...
sábado, 2 de abril de 2011
De narices
Modernos estudios de medicina deportiva indican que es mucho
más sano respirar por la nariz que hacerlo por la boca. El cuerpo se prepara mejor para los esfuerzos
y no gasta energías sino que las autopropulsa. Bien. Parece ser que al hacerlo
así, nuestro organismo que va con una equipación de serie alucinante, nos evita
introducir un montón de porquerías e impurezas, algunas de ellas tan molestas
que son expulsadas cagando leches de nuestro cuerpo (Esto es a unos 170
km/hora) mediante el estornudo. Es como si tuviésemos a un portero de discoteca
en nuestra napia que decide quien entra y quien no, y si alguien se cuela con
dudosa pinta pues va y lo expulsa.
Cuentan los estudios que nuestra trompa no se limita a ello,
tiene un termostato incorporado que no se traga el aire como venga, no, en
invierno lo calienta y en verano lo refresca para que los pulmones lo reciban
como se merecen. “Al dente”. Dicho termostato no consiste en alto material
tecnológico, de hecho es algo más… viscoso: El moco, tipo de dudosa fama pero
que consigue incrementar la humedad del aire que nos enchufamos y que cuando
acaba su trabajo se baja al estómago donde es eliminado con resignación. A
veces se va de marcha y es aniquilado vía Kleenex. Triste manera de agradecerle
los servicios prestados.
Si un caballo, después de un gran esfuerzo, se limita
a tomar y echar aire por sus fosas nasales y con la boca cerrada, tal vez los
humanos deberíamos hacer lo mismo. La nariz para respirar y la boca para
hablar, comer y besar. Y es que la naturaleza es sabia, a caso algo tosca en
sus maneras pero lista como nadie, y eso no es moco de pavo. Es vida. Dicen que en boca cerrada... no entran moscas.
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