Saber que la tarde llega a su fin y que arriba, la luna y un puñado de infinitas estrellas dominan el firmamento. Ella, sentada en su pequeño jardín con el termo y la taza de café, contempla la pequeña viña que se extiende, calle de por medio, frente a su casa.
El sonido de Dylan no desentona con el canto de las aves posadas sobre los cables del tendido eléctrico. ¿Es necesario acaso algo más para sentirse dichosa?
La comunicación que se establece entre lo que uno dice y lo que los demás entienden queda en ocasiones frenada por el impacto de la interpretación que cada uno hace de las palabras, de las ideas, de los textos... Si traspasamos la cuarta pared el diálogo será más fluído. Que todo fluya pues...
miércoles, 10 de octubre de 2012
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