miércoles, 21 de septiembre de 2022

Resistencia

El hecho de irte haciendo mayor no sería tan preocupante sin las enfermedades de los demás. Son los otros los que, enfermando, te ponen en hora la vida. Uno no enferma nunca, no parece ir a enfermar nunca, y por eso se siente joven en contra de toda evidencia. Luego alguien cercano cae en la cama, palidece, es operado, muere incluso, y te das cuenta de que tienes 50 años. ¡Mierda! En ese momento te asaltan las dudas, te enredas con el tiempo: El tiempo de la destrucción, el tiempo de la resurrección, la época de la pelea. Tu lucha interna tratando de despistar a tus miedos y te encierras en tus puntos fuertes, si es que los tienes. Te pones a escribir: “Sé que mientras estoy escribiendo no puedo morir”. Mientras estás escribiendo puedes morir, por supuesto; lo que no puedes, mientras estás escribiendo, mientras estás muriendo, es traicionarte. Sí que afrontas la cosa con aparente naturalidad, hay que salir de casa y dar que hablar. Como hacen los políticos, lo mejor es controlar cuándo y cómo empieza la gente a murmurar sobre ti. Y así vamos pasando etapas, volviendo a olvidarnos de algunos problemas y sin la sensación de deberle nada a nadie. Guste o no nuestra actitud, como dicen los músicos, “Que te guste mi música no significa que yo te deba algo”. Y qué queréis que os diga, la resistencia es más importante que la verdad. Yo me he ido acostumbrando a un tipo de resistencia muy poco conveniente: perder máscaras y sentarme a ver el mar. A veces me funciona.

Pasado

Todos tenemos un pasado, pero ese tiempo secreto, que se diluye con el curso de los años, estrechándose, no siempre explica lo que somos en ...