Después
de darte unas mil hostias empiezas a encontrarle el sentido a eso de que es mejor
dejar que la vida te pille sonriendo, la muy "jodía" si le coges manía te la
coge ella a ti y en esa absurda disputa todo pasa sin pausa, los minutos van
cayendo y tal vez, lo mejor esté aún por llegar.
Cuántas veces dejamos atrás deseos, impulsos, amores
profundos por no haber sabido amamantarlos a tiempo y de repente, descubrimos
en el jardín de nuestros sueños, esos recuerdos imperecederos. Siempre hay un
motivo (por lo menos) para vivir y no para sobrevivir…
P.d: Eso de "El jardín de nuestros sueños" ha quedado muy ñoño, lo sé, pero... ¿qué quieres? es Navidad. :)