viernes, 29 de mayo de 2020

Pequeños Vicios

No considero que sea malo tener algunos pequeños vicios. De hecho creo que ser angelitos está sobrevalorado, en el fondo eso de tener unas alas blancas pegadas a la espalda y manejar con destreza una harpa tampoco suena de lo más … divertido.  Tampoco es del todo sano aferrarse demasiado a las cosas. A ver, qué importa en realidad que las canciones también se acaben y los cariños se abandonen, cualquier cosa que nos distraiga del  aburrimiento o de la rutina puede llegar a ser suficiente.  En contra de la creencia popular y sé que tal cosa no existe, pero me mola cómo suena esa expresión, el encanto es una cosa muy seria. Las crías de todas las especies lo utilizan, sin ir más lejos, para protegerse de la muerte, y la vida, bien mirada, no es sino el triunfo del encanto entre las fieras. Y ¿que fiera que se precie no tiene su lado salvaje? Pues eso, pequeños. Inofensivos y necesarios vicios.
No se me escapa que no todo se soluciona con una noche de cañas, un fin de semana de polvos, y aquí cada vicioso que lo tome de la manera que le plazca, pero está claro que una noche de cañas, un fin de semana de fiesta o un viaje alrededor de un tronco de árbol, no empeoran casi nunca nada. Y no es un asunto pequeño, teniendo en cuenta que la mayoría de las cosas que tenemos que arreglar nos las hemos cargado antes nosotros. Nos venimos fácilmente arriba y no hemos inventado más que la raya de los pantalones y todas las grandes palabras no valen lo que un cuchicheo cerca de la nuca adecuada.  ¿Quién no prefiere el sabor de un beso sincero al runrún de las cadenas que arrastran los fantasmas? Vicios pequeños, sí, pero honestos. Noche de cañas!! Después de tres meses ya toca.

viernes, 22 de mayo de 2020

Sonidos

Voy a confesarte algo: no sé contar chistes. Puedo usar una cantidad razonable de ironía, y puedo ser incluso divertido en conversación, y desde luego tengo sentido del humor y todo eso, pero no hay manera de que pueda contar un buen chiste. Nunca he sabido hacerlo. ¿Y sabes por qué? Porque suelto la broma clave demasiado temprano y así llego al final del chiste con rumor de decepción.  El sonido de la decepción es un ruido sordo, como una botella acabando de vaciarse. Si se presta atención, puede oírse el sonido de la decepción. Es como escuchar un alma yéndose por el desagüe. Nada que ver con el alegre descorchar de una botella o la pereza con la que la chapa sale del botellín de cerveza sabiendo que irá a parar al suelo o a la basura sin opción de continuidad.  Solo espero que nadie se piense que soy un cortador de venas o una alma triste y solitaria. Alma si, solitario a veces , creo que es bueno saber disfrutar de ello, pero triste no, al menos no por costumbre. Sólo soy un tipo que no sabe contar chistes porque si son muy bueno me río antes de acabarlos y la cago, y si son malos… joder!! Quien diablos quiere escuchar un chiste malo, eso sería como arrancar la anilla de la lata y que se quede rota sin abrirse… Qué ganas de terracita en la playa, música suave de fondo, atardecer y... escuchar el sonido del mar, él nunca decepciona.

viernes, 15 de mayo de 2020

Intuición

"Gracias por dudar" , que decía David Bowie. Y aparte, entre comillas, porque las comillas son esenciales. ¿Qué significa ésto? Pues que la duda no dispara. Lo que disparan son las certezas mal aprendidas. "Tengo una intuición". Y esta cita ya la ha dicho mucha gente y muchas veces. Creo que la intuición es inteligencia acelerada. Y es importante tenerla en cuenta. Parece que no lo estás pensando, pero tienes un plan. Se llama intuición acelerada.
Una idea, una intuición, es como un barco. Si te metes, tienes que no salir. Eso es lo que le pides a una idea, a una intuición. Que te hable de su camino. Y una vez que te atrape, que te deje al final en un puerto, el que sea. Por eso es como un barco. Que durante esa singladura no te deje salir, por mucho que dudes a lo largo del recorrido. Vivimos en tiempo de dudas, que la intuición nos guíe.

viernes, 8 de mayo de 2020

Temas

Siempre he tenido el defecto o la manía de dedicar mis textos a cosas y estilos distintos. Lo de encasillarse lo veo jodido, igual que limitarnos a hablar de lo que ocurre justo ahora. Eso pasa y es asi, pero también lo será mañana y Seguramente que con más datos.
No creo que la literatura tenga que estar a la altura de los tiempos, sino a la altura de lo escrito. Kenzaburō Ōe, por ejemplo, un escritor japonés que me encanta, escribe siempre de la Segunda Guerra Mundial. Podrían decir que ese tema ya no sé qué… pero a mí me encanta por cómo está escrito. No creo que la literatura tenga que ser urbana o representar su época, todo eso son valores añadidos que te pueden gustar más o menos. De la guerra civil, que hay millones de libros, hay literatura maravillosa y otros que no me interesan un carajo. La literatura no tiene que estar de acuerdo con ningún tiempo o acontecimiento en concreto. Si entretiene llegándote adentro, es buena literatura. Hable de lo que hable y sea de la época que sea. Te late o no lo hace y ya está.

viernes, 1 de mayo de 2020

De Paraguas

A veces, mientras paseamos por una ciudad extranjera disfrazados para el calor, estrafalariamente preparados para el ocio, nos sorprende una tormenta. Curiosamente, y al contrario de lo que sucede con la otra lluvia, la de invierno, la que nos pilla en mitad de nuestras diversas obligaciones, esta lluvia de verano no nos causa fastidio alguno; es más, como casi todo lo inesperado que sucede durante las vacaciones, es casi un divertimento, un momento que rompe la rutina del descanso y que nos obliga a dar una carrerita, a hacer aspavientos, a reír sin saber por qué, y entonces, mientras tenemos baja la guardia, aparecen los paraguas de verano. Los paraguas de verano no existen un segundo antes de que caiga la primera gota al suelo, pero en cuanto rompe a llover, se colocan solos en los puestos de souvenirs, en los quioscos de prensa, en la puerta de las tiendas de electrodomésticos, artesanía local y hasta en las de comestibles. Se diría que crecen de manera espontánea,  como las setas, y si no se decide uno a cruzar la calle en su busca o se encuentra refugiado bajo un soportal, un andamio o un puente, le serán ofrecidos por esas personas  sin empleo fijo, que de pronto se convierten en vendedores callejeros de paraguas para desaparecer después o simplemente cambiar de oficio en cuanto las nubes negras se marchan y el sol nos devuelve la normalidad. Nada que objetar, vivimos en la sociedad del bienestar, o al menos allí vivíamos hasta hace nada, y en la sociedad del bienestar la oferta persigue amablemente a la demanda, y así tras la lluvia aparecen los paraguas. Nada extraño.
El problema llega al regresar y ver los planes del Gobierno y los planes de la oposición para protegernos de las lluvias que se avecinan. El problema no es comprar paraguas de verano durante el verano; el problema es que te los vuelvan a colar en invierno. Ojo si salimos de casa, se avecinan tormentas de verano. Seamos prudentes y no temerarios, a mano siempre el paraguas.

Pasado

Todos tenemos un pasado, pero ese tiempo secreto, que se diluye con el curso de los años, estrechándose, no siempre explica lo que somos en ...