viernes, 25 de septiembre de 2020

Miedos

Cuando la vuelta a la rutina no es regreso a ningún sitio, te sientes como un astronauta en medio de una peluquería. Es curioso comprobar cómo se echan de menos sensaciones que no son buenas, pero a las que uno se ha acostumbrado, y cómo sin miedo alguno se duerme bien pero se levanta uno extraño. Te dicen "no tengas miedo sino respeto y prudencia", pero lo hacen con cara de susto, supongo que no acaban de dormir bien. Las ciudades se cierran. En el campo y en la playa uno aprende a conocer los límites de las cosas y es la tierra o es el mar quien manda. Una vez aprendes a ordenar tus prioridades te das cuenta de que no tenías prioridades que ordenar. Al final entiendes que el diablo es tan listo que no vendrá de nuevo con el mismo rostro. Fijo que duerme de puta madre.

viernes, 18 de septiembre de 2020

Raros

Es un error tratar de escribir siempre palabras que te hagan parecer importante, las palabras grandes, es bien sabido, siempre han cuidado de las personas pequeños. Yo, alrededor de ti, en cambio, no escribo nunca nada. No lo necesitas. Tú ya existes sin mí. La gente habla. Yo también... Cierro los ojos y el bloc de notas: Me acuerdo de Ibiza, blanca y dulce. Algo que considerar, incluso ahora. Sobre todo ahora. Desde el corazón y regulado por el ritmo y por la forma, me digo, tratando de enhebrar las palabras precisas y no otras. Qué peligro que corren nuestras ideas cuando nuestras palabras se confunden, o pretenden sin rigor y ajenas a su naturaleza abarcarlo todo. Ojeo la Biblia con incredulidad. Supongo que por eso debió caer Cristo tres veces, por pretender acercar algo de lo suyo a lo nuestro. O para disfrazar el bochorno de sus ridículos milagros. De haber seguido con el agua y el vino y los panes y los peces no hubiese sido nunca un mesías, sino una empresa de catering. La indignidad de mirar de cerca lo indigno nos iguala. Nuestra vulnerabilidad humana también y de esa si que no hay bicho viviente que se salve. Corren tiempos raros. Todos somos raros.

viernes, 4 de septiembre de 2020

¿Vuelta Al Cole?

Los niños son seres muy normales que se convierten poco a poco en nosotros y a menudo, y con demasiada frecuencia, al hablar de educación tiene uno la sensación de que se está hablando de seres extraños, de gente distinta, como si no hubiésemos sido todos hace nada los mismos niños, la misma marea imprecisa, el mismo sólido argumento. A lo largo de mi andadura como padre, hasta hoy, creo que de lo que más he echado en falta es una inteligencia que recuerde. Alguien que aún sepa lo que era exactamente ser un niño, esquivando con ligereza y corazón el drama adulto impuesto sobre la naturaleza inocente que tan a menudo convierte a nuestros hijos, y por culpa de nuestra galopante histeria, en gigantes cargados de problemas prematuros, en pequeños luchadores de sumo. La educación no es otra cosa que la ayuda, que no la forja, que se le puede prestar a una personalidad en desarrollo, y en esos términos se debería mover aquello que al parecer estamos dispuestos a hacer por nuestros pequeños. Desgraciadamente no se encuentra a menudo un rigor parecido entre aquellos que rodean a nuestros hijos. Tampoco nosotros siendo niños encontramos tantos apoyos como pensábamos necesitar, y en eso la vida adulta y la infancia no se decepcionaron mutuamente. Tras el mazazo de esta primavera, empieza un nuevo curso. Ojalá se acabe como los niños merecen.

Pasado

Todos tenemos un pasado, pero ese tiempo secreto, que se diluye con el curso de los años, estrechándose, no siempre explica lo que somos en ...