sábado, 7 de diciembre de 2013

La Semilla del Diablo



Adaptando con habilidad la novela "Rosemary's Baby" de Ira Levin, Polanski rueda “La Semilla del diablo” en 1968.  Lo hace sin artificios ni trampas, remarcando el agudo retrato psicológico de su personaje central atrapado en un ambiente obsesivo y amenazador, y por la sensación de terror y suspense, que recae en la creación atmosférica exponiendo de forma magistral un asunto narrado con pausa pero intenso pulso, sin subrayados ni aceleramientos bruscos. Una obra maestra.

Brillantes interpretaciones de Ruth Gordon, quien obtuvo un premio Oscar como mejor actriz secundaria, y de Mia Farrow, convertida en una especie de Juana de Arco de los 60's. ¡Ah! Y un siempre efectivo, a ambos lados de la cámara, John Cassavetes. 

Esta película, además de ser un clásico del cine de terror, aprovecha para plasmar lo cierto de la existencia de exotéricos grupos de poder, desde la propia iglesia, hasta las más extravagantes sectas. Unos grupos que, aparte de las concesiones del guión para su adaptación fílmica,  han movido desde siempre los más importantes hilos del entramado económico y político del mundo. Y eso, acojona. Terror en estado puro y real.

Si le echas un ojo te aseguro una cosa:No te aburrirás…

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