sábado, 26 de septiembre de 2015

Soñando

Aprendemos para desaprender Es curioso porque en la infancia crees que puedes ser cualquier cosa que te propongas, ir a donde te venga en gana. No hay límites. Esperas lo inesperado, crees en la magia y un plato de plástico es el volante de un Ferrari. Te haces mayor y la inocencia se hace añicos. Las realidades de la vida se cruzan en tu camino y caes en la cuenta de que no puedes ser todo lo que querías ser, que quizá tengas que conformarte con un poco o un  mucho menos. Lo único malo de esto es que dejamos de creer en nosotros mismos ¿Por qué permitimos que los hechos y las cifras acaben dirigiendo nuestra vida en lugar de los sueños y de los retos? Llega un momento en la vida del adulto que la mente puede volver a cambiar. No hay nada imposible, Siempre lo has tenido a tu alcance. El problema es que no estirabas bastante el brazo, eso es todo. Sigue soñando...

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