Soy de esos que piensan que la inmensidad del mar nos da una idea de nuestra verdadera dimensión. Un tipo frente al océano, o sentado al borde de un acantilado con los pies colgando es alguien muy pequeñito, es como encender una cerilla en medio de una playa a media noche, no ilumina apenas nada, pero te permite ver cuánta oscuridad hay a tu alrededor. También te ayuda a darle una importancia más real a las cosas, aunque eso solo lo ves si te observas de afuera hacia adentro, cuesta más desde el otro lado. Demasiado involucrado ¿no?.
Supongo que podemos considerar que eres una persona madura cuando eres consciente de que en realidad el pasado nunca se muere, ni siquiera es pasado, sigue estando. Pero en realidad ¿Quién coño quiere catalogarse de persona madura? No somos fruta, pero podemos ser mar.
La comunicación que se establece entre lo que uno dice y lo que los demás entienden queda en ocasiones frenada por el impacto de la interpretación que cada uno hace de las palabras, de las ideas, de los textos... Si traspasamos la cuarta pared el diálogo será más fluído. Que todo fluya pues...
viernes, 7 de abril de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
La Vida
La vida, ese viaje que a veces parece que no va a ninguna parte, así que optas que por lo menos que sea lo más llevadero posible. No nos eng...
-
No somos nada, aun. Pero al mismo tiempo, desde nuestra humilde condición de humanos, tratamos de transformar agua, viento y olores en palab...
-
Cuando despegas sobre una ola, oscilando sobre un trozo de tabla, eres al mismo tiempo pez y ave. En cada momento de dicha y de temor, se no...
-
¿Y si “colorín-colorado” este cuento no se ha acabado?. ¿Y si en vez de comer perdices se liaron a hostias? Y si todos los cuentos clásicos ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Traspasa tú también el muro y dime...