viernes, 13 de septiembre de 2019

Estresados

Estoy estresado. Mierda. Ya está, lo he dicho. Al ritmo que van las cosas, que no es otro que el que marca el tambor de la necesidad, no sería sorprendente que acabáramos por reclamar la huida de manera masiva a islas semi desiertas que dejarían de serlo y volveríamos a estar igual…. Tchhh!

Nos revelamos contra nuestra situación actual, pero añoramos la causa de la misma. Extraña forma de mejorar. Difícilmente se puede culpar a un soldado por una guerra, su entrenamiento apenas dejaba opciones, difícil será por la misma razón que cambiemos las piezas rotas de lo nuestro si no concebimos un error de principio, un objetivo equivocado. ¿Cómo hemos llegado hasta esto? Alterar la razón de las funciones resulta más complicado que transformar las funciones mismas. Cuanto más se alargue esta debacle, más tiempo para pensar; cuanto más despacio se piense, más se alargará esta sombra. La historia del pensamiento está construida con paradojas.

Una vez más nos enfrentamos al conflicto eterno entre lo urgente y lo importante, sólo se sale de este enredo dándole a cada causa el aliento de la otra. Dejando que lo importante recuerde lo urgente, y viceversa. Cambiando poco a poco las armas (o las neuras) por otras razones. Fácil no es, qué duda cabe, pero es mejor que no hacer nada. Ya lo cantaba hace docenas de años Atahualpa Yupanqui: Es demasiado aburrido seguir y seguir la huella, demasiado largo el camino sin nada que te entretenga. Será por cosas maravillosas!!

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