viernes, 24 de enero de 2020

La Historia

Vemos catástrofes en las noticias a diario y pensamos: “Joder, qué putada!!" y  esperamos que eso nunca nos pase. La tensión de esperar mientras luchamos por algo que deseamos merecería al menos el placer de recibir. Todo sucede tarde o temprano. Si no nos pusiésemos entre el tiempo, si no fuésemos tan impacientes, el tiempo no nos haría tanto daño. En una playa las olas se vencen mejor agachando la cabeza, dejando que la espuma nos supere. A veces se nos desploma el mundo a causa de la menor de las gotas que rebosa finalmente el vaso… Así se escribe la historia.  
Comprender la historia es incluirse en ella, no esquivar el peso de nuestras acciones. La inocencia es tan cara que no se podrá pagar tampoco en el mejor de los futuros, ese en el que tan arrogantemente nos incluimos. En ese otro mundo mejor que imaginamos, volveremos a ser culpables de lo nuestro. Pero no conviene envenenarse, porque el veneno es inútil y eso lo saben todas las serpientes, que cuando matan ya están muertas. O al menos tan cerca de la muerte como han decidido situarse. Al fin y al cabo, todos nos soñamos mejor de lo que somos, y por eso hay amor y por eso hay pasiones y canciones y amaneceres. Y por eso, supongo, ignoramos con tanta frecuencia que los demás somos nosotros.

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