viernes, 9 de diciembre de 2022

Enemigos

Ya desde muy enano había sentido la certeza de que siempre existía un opuesto, un enemigo, contra el que enfrentarse o en quien reflejarse, esto, de alguna manera, ha marcado mi comportamiento y destino y relaciones sociales y la forma en que crecí, y por consiguiente también mi manera de actuar en el trabajo, con los vecinos, o con mi escasa y desconocida obra literaria. La mayoría de mis creaciones, también la mayoría de mis acciones en general, han estado sujetas a la contraposición con un antípoda. Mi blanco existe porque siempre he creído que al otro lado estaba el negro, y viceversa. Soy lo que soy porque no soy eso. Hago esto porque no es aquello: lo contrario de mi esencia. Todo esto puede sonar a una confesión de estupidez en primera persona, una especie de coartada sobre la utilidad del rencor y la venganza (la tirria indeleble como fiable motor vital y artístico), y un lamento persistente por todo lo enunciado. Si es importante conocer bien a tus amigos, ¿cómo no iba a serlo con los enemigos? Porque en serio, de haberlos “haylos”: Enemigos equivocados, los enemigos usables, los enemigos naturales, los enemigos invisibles (enemigos con piel de amigo), los enemigos instantáneos y más. Claro que es sano pasar de ellos pero hay que ser conscientes de que están y que ellos sepan que les tenemos controlados, sin perder el tiempo, pero sí invirtiéndolo en borrarles del mapa personal. Sonríe: Es Navidad!!  

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