sábado, 2 de abril de 2011

De narices

Modernos estudios de medicina deportiva indican que es mucho más sano respirar por la nariz que hacerlo por la boca.  El cuerpo se prepara mejor para los esfuerzos y no gasta energías sino que las autopropulsa. Bien. Parece ser que al hacerlo así, nuestro organismo que va con una equipación de serie alucinante, nos evita introducir un montón de porquerías e impurezas, algunas de ellas tan molestas que son expulsadas cagando leches de nuestro cuerpo (Esto es a unos 170 km/hora) mediante el estornudo. Es como si tuviésemos a un portero de discoteca en nuestra napia que decide quien entra y quien no, y si alguien se cuela con dudosa pinta pues va y lo expulsa.

Cuentan los estudios que nuestra trompa no se limita a ello, tiene un termostato incorporado que no se traga el aire como venga, no, en invierno lo calienta y en verano lo refresca para que los pulmones lo reciban como se merecen. “Al dente”. Dicho termostato no consiste en alto material tecnológico, de hecho es algo más… viscoso: El moco, tipo de dudosa fama pero que consigue incrementar la humedad del aire que nos enchufamos y que cuando acaba su trabajo se baja al estómago donde es eliminado con resignación. A veces se va de marcha y es aniquilado vía Kleenex. Triste manera de agradecerle los servicios prestados.

Si un caballo, después de un gran esfuerzo, se limita a tomar y echar aire por sus fosas nasales y con la boca cerrada, tal vez los humanos deberíamos hacer lo mismo. La nariz para respirar y la boca para hablar, comer y besar. Y es que la naturaleza es sabia, a caso algo tosca en sus maneras pero lista como nadie, y eso no es moco de pavo.  Es vida. Dicen que en boca cerrada... no entran moscas.   

1 comentario:

  1. Vaya es información eh! Has incorporado conceptos médicos sin quererlo con humor :) Así se hace más ameno leer, ojalá los libros de historia fueran así jajajajaja

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