Modernos estudios de medicina deportiva indican que es mucho
más sano respirar por la nariz que hacerlo por la boca. El cuerpo se prepara mejor para los esfuerzos
y no gasta energías sino que las autopropulsa. Bien. Parece ser que al hacerlo
así, nuestro organismo que va con una equipación de serie alucinante, nos evita
introducir un montón de porquerías e impurezas, algunas de ellas tan molestas
que son expulsadas cagando leches de nuestro cuerpo (Esto es a unos 170
km/hora) mediante el estornudo. Es como si tuviésemos a un portero de discoteca
en nuestra napia que decide quien entra y quien no, y si alguien se cuela con
dudosa pinta pues va y lo expulsa.
Cuentan los estudios que nuestra trompa no se limita a ello,
tiene un termostato incorporado que no se traga el aire como venga, no, en
invierno lo calienta y en verano lo refresca para que los pulmones lo reciban
como se merecen. “Al dente”. Dicho termostato no consiste en alto material
tecnológico, de hecho es algo más… viscoso: El moco, tipo de dudosa fama pero
que consigue incrementar la humedad del aire que nos enchufamos y que cuando
acaba su trabajo se baja al estómago donde es eliminado con resignación. A
veces se va de marcha y es aniquilado vía Kleenex. Triste manera de agradecerle
los servicios prestados.
Si un caballo, después de un gran esfuerzo, se limita
a tomar y echar aire por sus fosas nasales y con la boca cerrada, tal vez los
humanos deberíamos hacer lo mismo. La nariz para respirar y la boca para
hablar, comer y besar. Y es que la naturaleza es sabia, a caso algo tosca en
sus maneras pero lista como nadie, y eso no es moco de pavo. Es vida. Dicen que en boca cerrada... no entran moscas.
Vaya es información eh! Has incorporado conceptos médicos sin quererlo con humor :) Así se hace más ameno leer, ojalá los libros de historia fueran así jajajajaja
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