Al salir la luna creciente, a las cuatro o las cinco de la
tarde, presenta una luz brillante, alegre, esa luna parece de plata; No
obstante, a partir de la media noche esa luna parece apagada, triste y
siniestra. Es una verdadera luna de noche de brujas. Es entonces cuando se
derrama el misterio como un papel ajado, atropellando a nuestra capacidad de
asombro.
Esperamos ver castillos y brujas. Esos interminables
bosques de lobos y caperuzas, esas casas de chocolate, de enanos y gigantes,
esos silencios de la siesta en que uno cree volver al beso. A la manzana. La
luna creciente parece de plata hasta la media noche. Pero las apariencias
siempre han engañado. Son cosas de brujas.
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