Una día, tomando
un café, un amigo partidario del libro virtual respecto a la lectura en papel me
preguntó que a qué sabían los libros, “así, por término”… No quise hacer que se
sintiera totalmente idiota, de modo que hice como que me lo pensaba y al cabo
de un rato le contesté:
-Amigo mío, dado el abismo que separa todas tus
experiencias de todas las mías, lo más que te puedo situar de ese sabor tan
único es decirte que los libros, así por lo general, saben a lo mismo que huele
el café.-
Era toda
una parrafada, y dado el modo en que volvió a concentrar toda su atención en lo
que estaba bebiendo, pensé que le había suministrado bastante material para la
reflexión.
Siempre me
ha parecido que la gente que se aburre es porque no se fija en los detalles.
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