sábado, 7 de noviembre de 2015

Criaturas Salvajes

Procura no enamorarte nunca de ninguna criatura salvaje. Es un error dejar que entren en tu casa. Águilas con el ala rota. Un zorro con una pata fracturada. Una persona libre con su alma herida… No hay que entregarles el corazón a los seres salvajes: cuanto más se lo entregas, más fuertes se hacen. Hasta que se sienten lo suficientemente fuertes para volver al bosque. O subirse de un salto a un árbol. Y luego volar a otro árbol más alto. Y luego al cielo. Y así estamos, amigo mío, con la mirada fija en el cielo y una tortícolis de mil pares de cojones.

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