viernes, 9 de marzo de 2018

Rencor

Estamos en un mundo en el que cada uno maneja como puede su lucha contra la tiranía de la realidad. Aquí se incluye el amor real, el saldo real de las cuentas corrientes, los concesionarios de automóviles, las sombrillas lilas, las tiendas chinas de objetos horrorosos de decoración, los “debates” de Tele 5 y el resto de las cosas que andamos despreciando sin comprenderlas. Es como si fuéramos corriendo a toda prisa por la cubierta de madera, como un hombre que busca el chaleco salvavidas, sin darse cuenta de que el barco no se hunde en realidad, sino que es él quien desea, por alguna razón, arrojarse al mar.
La luz en las ventanas de las casas ajenas nos habla siempre de una felicidad que existe sólo fuera de nosotros. Así que nos empeñamos en levantar un castillo de naipes con inagotable tesón para evitar la obligación de una construcción más sólida. Mientras, hay gente en su demencia capaz de guardarle rencor al mundo entero por ignorar todo lo que él no dice, todo lo que esconde de los demás con la secreta ambición de que los demás lo descubrieran. Como si estuviésemos para hostias…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Traspasa tú también el muro y dime...

Pasado

Todos tenemos un pasado, pero ese tiempo secreto, que se diluye con el curso de los años, estrechándose, no siempre explica lo que somos en ...