viernes, 16 de marzo de 2018

Todo

Todo va y viene; el dinero, la suerte, el entusiasmo, todo se agita y se para y se vuelve a agitar, las cosas suben y bajan y en general, mires donde mires, todocambia para volver a ser lo que era o a lo mejor otra cosa totalmente distinta. Ese pasado es nuestra experiencia y reside en la memoria. Si el paraíso es la memoria, no un lugar, sino una experiencia, tal vez nada puede sernos arrebatado. ¿Hay consuelo en ello? Difícilmente. La idea del cielo, con querubines gordos tocando harpas o sin ellos, con alguien sentado a la derecha de alguien, con juicio o sin juico, con puertas o sin ellas, no parece más que una proyección de nuestros miedos, un aplazamiento de una decisión que nos negamos a tomar en vida, una última apuesta desesperada.
El tiempo pasa como una niebla que oculta todo lo nuestro, pero bajo esa niebla todo lo nuestro es y no puede dejar de ser. No podemos enfrascar nuestra existencia en la esfera de un reloj. No son las horas las que nos cuentan a nosotros, sino nosotros quienes contamos las horas. Tal vez ni eso, no soy de cuentas, soy más de sentimientos y haber perdido algo no niega su existencia. Así que tal vez que yo haya perdido la inspiración, es una señal de que alguna vez la he tenido.

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