viernes, 24 de agosto de 2018

Camaleonicos

Aprendemos a ser camaleónicos, así nos podemos sentir igual de cómodos tapeando en Las Ramblas, de vinos en la Cava Baja; zampándonos una tortilla de patatas frente a Las Cíes o de etiqueta, pero con botas que para eso aún somos “rockeros”, en un Estrella Michelín. Que parezca que al final son los sitios los que se adaptan a nosotros. O sea: si tú estás allí es que el sitio mola y punto. Nuestra misión es realizar el deseo que encarnamos, lograr ser mucho más que una ilusión agotada.
Aprendemos a no hacer regalos por fechas. Nada de regalar por regalar sino regalar por sorpresa, porque sí, porque ha pensado en ti escuchando esa canción de Robbie Wilimas, o porque he visto esa marca de cerveza que tanto nos gusta o… Eso, hacer de la improvisación y de la adaptación un entorno camaleónicamente agradable.
Pienso que en este mundo de certezas relativas, de verdades a medio cocinar, de mentiras al uso, de amistades por interés y de amistades que son tu segunda o incluso primera piel, lo mejor es saber disfrutar de cada momento, mezclarse bien en todos los entornos sin anclarse a nada ni a nadie que no te aporte, te sume, te valore y te respete. Por eso cuando alguien te cite a hacer algo, tal vez deberías sopesar el plantarle en el WhatsApp un rotundo: Hoy no nos veremos. Quizás mañana. Quizás siempre…Y es que la vida, lo que hacemos con ella y durante ella, es así: Igual te calza una hostia que te enamora. Porque las hostias llegan, pero el amor existe. No estaba nada seguro de ésto antes, pero os garantizo que sí, existe. Y yo lo sé muy bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Traspasa tú también el muro y dime...

Pasado

Todos tenemos un pasado, pero ese tiempo secreto, que se diluye con el curso de los años, estrechándose, no siempre explica lo que somos en ...