viernes, 26 de octubre de 2018

Sin Título

¿Qué se siente cuando uno se aleja de la gente y ésta retrocede en el plano hasta que se convierte en motitas que se desvanecen? Eso es que el mundo que nos rodea es demasiado grande, y es el adiós. Pero nos lanzamos hacia delante en busca de la próxima aventura disparatada bajo los cielos, porque estrellarnos es un precio pequeño si podemos volar y ese intervalo de tiempo, suspendidos en el aire, es ese instante en que uno parece que lo sabe todo y todo queda decidido para siempre. Aunque ese siempre no sea eterno. 

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