¿Entiendes a las
piedras? Casi todo lo de carácter copioso es poco fidedigno: Coetáneas de
las altísimas no vienen de las estrellas, su naturaleza no es alquímica sino
música, pocas son palomas, casi todas son bailarinas, de ahí su encanto; por desfiguradas o selladas, pese a su fijeza no son andróginas, respiran por pulmones y antes de ser lo que son fueron máquinas de aire,
consta en libros que entre ellas no hay Himalayas, ni rameras, no usan manto y su único vestido es el descollamiento, son más mar que el mar y han llorado, aun las más enormes vuelan de noche en todas direcciones y no enloquecen, son ciegas de nacimiento pero ven a Dios, a todos los que lo son.
consta en libros que entre ellas no hay Himalayas, ni rameras, no usan manto y su único vestido es el descollamiento, son más mar que el mar y han llorado, aun las más enormes vuelan de noche en todas direcciones y no enloquecen, son ciegas de nacimiento pero ven a Dios, a todos los que lo son.
La ventilación es su sustancia, no han leído discursos políticos pero saben que se equivocan, no entierran a sus muertos, la originalidad en materia de rosas les da asco, no creen en la inspiración ni comen luciérnagas, ni en la farsa del humor ajeno no hecho propio, les gusta la poesía con tal que no suene, no entran en teatros con aplausos, cumplen 70 años cada segundo y se ríen de los peces, los ejércitos gloriosos les parecen miserables, odian los aforismos y el derramamiento, son geométricas y en las orejas llevan aros de platino, viven del ocio sagrado. Y sienten como piedras...
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