martes, 11 de octubre de 2011

Nada...

Al final todo se rompe. Lo hace la flor marchita sobre el tallo tronchado; lo hacen las olas del mar bajo las olas bravías; la luz del día tras la tormenta abrupta e incluso el rayo de sol agazapado tras las sombras. Los sueños incompletos, la esperanza perdida, la fe sin crédito, la fidelidad infiel, la bonanza sin sosiego… porque todo debe romperse, de hecho, todo se rompe en la vida. Hasta la misma vida con la muerte.


Y finalmente ¿Qué ha quedado atrapado en el tiempo?: Nada. O quizás, sólo vida…

1 comentario:

  1. Después de que todo se rompa, incluso la vida con la muerte, nos damos cuenta de que en el tiempo quedó atrapada la vida, nuestra vida... Y de esa misma forma de un pequeño brote nace una flor, el mar siempre alcanza la calma, el sol brilla después de las tormentas y de las noches más frías y oscuras. Todas las noches volvemos a soñar y creamos así una nueva esperanza, y encontramos algo o a alguien que nos hace tener fe, e incluso querer de nuevo ser fieles... Porque sabemos que la vida se basa en lo que vivimos y no en lo que vamos a dejar cuando morimos.

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