viernes, 22 de junio de 2018

500 Kilómetros

No necesito que nadie me recuerde donde estoy ahora, ni mis aciertos ni mis errores. No necesito a nadie que marque con tiza todas mis caídas ni aplauda mis triunfos. La vida va por rachas y tú sabes lo triste que resulta encontrarse con las sobras sin recordar la comida. Nunca he pretendido tener tierra suficiente para todos mis agujeros. Nunca pensé en caballos rápidos ni en cartas altas. Prefiero pensar que todo lo bueno al final vuelve, con esfuerzo, con ganas y con ilusión. Aunque sea como apostar más de lo que tienes a un caballo cojo. No soy pesimista pero sopeso la pérdida para tener el equilibrio real de lo ganado, intento no salpicar de mis problemas a mi gente y aligerarles de los suyos. Mi cordura llega a través de mi locura. Y ahora, que me conoces, ya sabes que nadie que no esté loco trataría de buscar la felicidad en un mundo donde los violadores pueden salir libres a la calle porque viven a 500 kilómetros de la víctima.

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