viernes, 23 de noviembre de 2018

GH... ¿VIP?

Imaginemos un concurso de televisión, o mejor dicho, un juego con premio para el triunfador y de reglas mutantes… En él existe un tipo a quien lo normal le hace el daño que a otra gente le causa sólo lo extraordinario. Cuenta que tras miles de desengaños se auto impuso una serie de normas como el no besar jamás a una mujer sin un corte en una ceja, sin una marca en un costado, sin un corte de pelo estrambótico, sin una pena en forma de mirada, sin un rasgo de locura. Desde afuera, podríamos decir que este pobre individuo había sustituido en su vida el amor por el interés y que la belleza para él era algo reducido a una cuestión de fracturas. Como el agua de lluvia, resbala indolente por la fachada perfecta de los edificios en busca de las grietas. Como el agua de la lluvia, desprecia las superficies pulidas y sólo encuentra refugio en las heridas… y es que da igual si en un concurso, la cola del pescadería o un Comité de Empresa: Existe gente así, parecen regocijarse ante su desgracia en busca de una misericordia que no merecen pues no existe peor mal que pretender trasmitir pena y tratar de negociar con ella. En el juego no todo vale, en el amor tampoco. 

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