viernes, 22 de mayo de 2020

Sonidos

Voy a confesarte algo: no sé contar chistes. Puedo usar una cantidad razonable de ironía, y puedo ser incluso divertido en conversación, y desde luego tengo sentido del humor y todo eso, pero no hay manera de que pueda contar un buen chiste. Nunca he sabido hacerlo. ¿Y sabes por qué? Porque suelto la broma clave demasiado temprano y así llego al final del chiste con rumor de decepción.  El sonido de la decepción es un ruido sordo, como una botella acabando de vaciarse. Si se presta atención, puede oírse el sonido de la decepción. Es como escuchar un alma yéndose por el desagüe. Nada que ver con el alegre descorchar de una botella o la pereza con la que la chapa sale del botellín de cerveza sabiendo que irá a parar al suelo o a la basura sin opción de continuidad.  Solo espero que nadie se piense que soy un cortador de venas o una alma triste y solitaria. Alma si, solitario a veces , creo que es bueno saber disfrutar de ello, pero triste no, al menos no por costumbre. Sólo soy un tipo que no sabe contar chistes porque si son muy bueno me río antes de acabarlos y la cago, y si son malos… joder!! Quien diablos quiere escuchar un chiste malo, eso sería como arrancar la anilla de la lata y que se quede rota sin abrirse… Qué ganas de terracita en la playa, música suave de fondo, atardecer y... escuchar el sonido del mar, él nunca decepciona.

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