viernes, 10 de abril de 2020

Bowie

Hablo casi cada mes  con David Bowie. Hablo con él y él me contesta. Aunque se haya muerto, él me contesta. Cuando estaba vivo, también lo hacía. Bowie se murió hace cuatro años, era enero de 2016. Hablo con él. Hablo con la imagen que ilustraba algunos de sus trabajos. Una amiga me regaló la biografía y claro, en la portada estaba su foto. Así que, lo siento en un lado del sofá de la sala de mi casa, esperando la ocasión para servirnos un trago y charlar. Luego, lo subo a la  librería, allí permanece apoyado en Rayuela, y nos quedamos suspendidos, a ratos, en el tiempo delicuescente, en que nos emborrachamos con metáforas y analogías, buscando siempre entrar al sentido de las letras del pulcrísimo señor británico. Para entrar a través de esas ventanas de las canciones de David Bowie. “Heroes", "Ashes to ashes", "China girl"...  Ven, no vengas, hacemos lo que dicen las canciones, buscando siempre entrar, acercándonos a la ventana, manteniéndonos lejos, viajando en la ceguera, en la ceguera de nuestra propia odisea espacial.  Yo me siento en el sofá, frente a la librería, delante de Rayuela y de la foto del libro, cuyo lugar es ahí y le cuento y le pido consejo, y él siempre me responde. No es fácil hacer creer a la gente que hablo con Bowie y que él me responde, pero es verdad. Yo lo digo y, poco a poco, la gente me va creyendo porque está bien que se diluyan las lindes convencionales, cuando las lindes son convencionales, entre las metáforas y analogías y todo lo demás... Al final me guiña su ojo verdoso y me dice:  Creo que un artista ha de ser siempre fiel a los dictados de su corazón. En ese momento sé que nuestra charla del día ha concluido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Traspasa tú también el muro y dime...

Pasado

Todos tenemos un pasado, pero ese tiempo secreto, que se diluye con el curso de los años, estrechándose, no siempre explica lo que somos en ...