viernes, 3 de abril de 2020

El Diablo

Se puso de moda hará unos diez años escribir historias de Vampiros. Tal variante a ritmo de videoclip y azucarada buscaba un público juvenil acostumbrado a hermosos vampiros en los que, desde luego, no logramos ver qué desventaja tiene su condena… Quitando su sufrimiento, claro, porque ellos sufren. Siempre he pensado que el Infierno debe ser un lugar divertido y el demonio, el malo perfecto, casi un casero, un especulador de almas que juega con los desastres. Creo que aquí he encontrado un territorio estimulante dentro de un marco en el que me obligo a respetar las reglas de los géneros populares y, a la vez, me permito tirar para mi terreno. Lo que más me gusta de tratar de escribir una historia sobre el Diablo, es el juego que supone coger un género y utilizarlo como caballo de Troya para esconder dentro lo que me interesa contar. A fin de cuentas el Diablo, a su manera, siempre dice la verdad, por eso dice que no existe.

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