viernes, 8 de octubre de 2010

Lágrimas on the rocks

Esa chica viene a este bar desde hace más de un año. Yo algo más, suelo venir a tomar algo al salir de trabajar. Esa chica antes llegaba con un chico pelirojo de ojos verdes, llamaba la atención por guapo. Me llevaba bien con ellos, gente maja, intercambiábamos saludos y conversaciones triviales, de 20 segundos. Después de algunos meses llegó sola por allí. Nunca le pregunté, no suelo ser chafardero. Sólo sé que llegó y que tenía los ojos rojos y demasiado maquillaje tapando algo oscuro en el pómulo izquierdo. La saludé sin ningún comentario más allá del “buenas tardes...”. Miró su vaso fijamente, y tuve la certeza de que estaba calculando si todas aquellas lágrimas que había derramado cabrían en ese vaso.

Sólo observarla, me llenó de angustia, de vacío, de pena. En ocasiones no nos paramos a pensar el hecho de cuánta mala suerte tienen los demás. O cuánta buena tienes tú. Está en lo mejor de la edad y ella llora, con dolor, encima de su Pampero con Cola, cada día con más maquillaje, cada día más sola, cada día más vacía. He pensado muchas veces en dejar de ir a ese bar. Ojalá ella si reuniese el coraje entre copa y copa. Ojalá alguien salvase a esa niña. Y que las chicas como ella no existieran, y no fueran a desahogarse a los bares... Nunca fue una solución.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Traspasa tú también el muro y dime...

Pasado

Todos tenemos un pasado, pero ese tiempo secreto, que se diluye con el curso de los años, estrechándose, no siempre explica lo que somos en ...