jueves, 31 de mayo de 2012

Guión


¿Por qué escribimos guiones? Fácil. Por inercia, porque la vida en si es un guión. De lo más raro, eso si. Y escribir guiones es hacer castillos en el aire, pero en un aire sólido, denso, capaz de sustentar el peso de la historia.  
El arrogante papel en blanco nos desafía y no nos da tregua: ¿Cómo es que esos parecen conocerse en la secuencia 5 y en la 10 ni se miran? ¿Por qué han matado tan pronto al novio de la chica? ¿Cómo sabemos que los sentimientos de la madre son auténticos? … Ideas e ideas que se tienen que juntar y dar sentido a algo.

¿Cómo se pueden tener ideas? Chungo. Las ideas no se tienen, ellas nos tienen a nosotros, nos enganchan y nos obligan a llevarlas a cabo, a estrujarlas, a removerlas y no nos queda otra que estar abiertos a ellas y a dejarnos hacer. Debemos aprender a estar atentos a las historias que se cruzan ante nosotros, a atraparlas al vuelo y convertirlas en guión de la manera más adictiva posible. Y es que en definitiva podemos escribir un guión sobre cualquier cosa (Un programa de radio, una presentación corporativa, un corto para un festival de cine, una excusa en el instituto) si, sobre cualquier cosa, pero un guión jamás puede ser cualquier cosa. Hasta ahí podríamos llegar.  

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