Es curioso ver que existe algo capaz de dar sin esperar recibir. Llámale sol. Emana energía, nos la brinda. Si te quedas en silencio, percibirás que nos habla por medio de la luz, así como es con aroma y color que lo hacen las flores, el aire con las nubes, nieve, y lluvia. El eterno lenguaje de las pequeñas grandes cosas.
Y él piensa mientras la observa: “Y luego estás tú, que eres mi sol…”
(Nunca sabemos de qué astro nos vamos a colgar)
La comunicación que se establece entre lo que uno dice y lo que los demás entienden queda en ocasiones frenada por el impacto de la interpretación que cada uno hace de las palabras, de las ideas, de los textos... Si traspasamos la cuarta pared el diálogo será más fluído. Que todo fluya pues...
viernes, 16 de marzo de 2012
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