viernes, 14 de septiembre de 2012

Al Este Del Edén

El camino del este del Edén es la edad. A medida que con los años uno se aleja de la niñez, aquel lugar donde los días eran tan azules como el propio mar se va convirtiendo en un espacio natural para la literatura. Llega un momento en que el escritor tiene que volver a ese espacio para recuperar la virginidad. Siendo consciente, eso sí, que debajo de la belleza está la corrupción, debajo de la destrucción renace siempre la belleza.

Puede que a base de mentiras, esas historias inventadas, aparte de coraza, sean tal vez armas con su virtud: Primero mientes para defenderte, después para complacer al padre o la autoridad, luego para jugar con uno mismo a salvo dentro de la fortaleza. Tal vez sea este el origen de la literatura o la ficción. El final del camino a nuestro particular Edén. No lo sé.

Seguro que en ese lugar hay espacio para escalar montañas mágicas, o para la música de Ray Charles, The Beatles… O la ética de Pío Baroja y Neruda. También para los dioses clásicos, la huerta, el pan con tomate y las leyendas. A caso, éstas últimas por el mero hecho de encontrar placer en revertirlas con bajas pasiones. Con un punto de rebeldía como tenía James Dean en su película. Es una rebelión profunda. La rebeldía consistía en no resignarse nunca a vivir sin belleza y sin la libertad y también sin un placer exento de melancolía: Esa será la mejor arma contra los dioses.

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