viernes, 13 de abril de 2012

Normas


Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican. No sé, igual lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón. Y un corazón dilatado está mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro. El cuerpo humano es una máquina compleja, en él cada órgano funciona con un sofisticado mecanismo. Para que todo esté coordinado existe un reglamento, unas normas y para ese sofisticado reloj que es nuestro corazón son tres, estas:  

Primera, no toques las agujas de tu corazón. Segunda, domina tu cólera. Tercera y más importante, no te enamores nunca.
Si no cumples estas normas, la gran aguja del reloj de tu corazón traspasará tu piel, tus huesos se fracturarán y ese sofisticado mecanismo que rige el “tic-tac” de tu corazón se estropeará de nuevo, en resumidas cuentas, te irás al carajo… Y es que algunas normas son sagradas. (Pero eso, solo algunas).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Traspasa tú también el muro y dime...

Pasado

Todos tenemos un pasado, pero ese tiempo secreto, que se diluye con el curso de los años, estrechándose, no siempre explica lo que somos en ...